lunes, 6 de diciembre de 2010

Lecturas inspiradoras: Agustín de Hipona, Confesiones.

En el libro 2 de esta obra Agustín hace referencia a lo atractivo de todo lo que es hermoso, y a como por alcanzar esto el hombre se permite el pecado. Afirma sin embargo, dirigiéndose al Señor, lo siguiente; “para conseguir estas cosas no es indispensable separarse de ti ni violar tus
leyes.”

Este concepto me resulta motivador. Entender la espiritualidad como la aceptación resignada de una vida en un nivel de disfrute menor al que se podría obtener de otra forma, me parece no sólo errónea sino también nociva para un desarrollo espiritual sano.

Si las escrituras hablan de negación y mortificación lo hacen con respecto al “yo” y a la carne, es decir, simplificando mucho, en relación al impulso de vivir como entes independientes de Dios, propio de nuestra naturaleza caída; pero esto en ninguna forma significa que no podamos, o incluso debamos, encontrar placer en Dios.

Pablo combate la exaltación de una abstinencia exagerada al explicar a Timoteo que “todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias” (1° Tim, 4:4).

En las escrituras en general, y particularmente en los salmos, es común por otra parte encontrar frecuentes referencias al profundo placer que el alma puede llegar a experimentar en la intimidad de su comunión con Dios. Los ejemplos son abundantes, pero unas pocas citas del salmo 16 bastan para ilustrar el punto:

Alma mía, dijiste a Jehová:
“Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti”.

Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
tú aseguras mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
y es hermosa la heredad que me ha tocado
.

Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias a tu diestra para siempre
.

Me doy cuenta que si tiendo a percibir la vida espiritual como una sucesión sistemática e ininterrumpida de negaciones sin ninguna compensación a la vista, cosecho realmente pocos frutos, pero si entiendo la relación con Dios como una fuente de deleites que reemplazan y superan a los que independientemente de Él puedo obtener, las perspectivas son mucho mejores.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Amar sin motivo II

No por ser vosotros el más numeroso de todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos,
sino porque Jehová os amó y quiso guardar el juramento que hizo a vuestros padres; por eso os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de la servidumbre, de manos del faraón, rey de Egipto.
Deu. 7:7 y 8

Queda manifiesta la capacidad de Dios para amar más allá de los atributos favorables o no que pueda tener el objeto de su amor. Que diferencia a la tendencia que yo como hombre manifiesto! Nos hemos acostumbrado tanto que hasta consideramos natural amar más a aquellos que reunen ciertas características tenidas como valiosas dentro del imaginario social.

Ante Dios por el contrario no tengo que demostrar nada. Ante la sociedad puedo sentir la necesidad de fingir para mostrarme de cierta manera que se considere aceptable y agradable, con Dios esto no es necesario. Con él no preciso luchar para ser aceptado, no debo escalar posiciones o tener una personalidad llamativa para que el me valore.

Este pensamiento es liberador, puedo descansar en que siendo quien soy y como soy Dios me ama. De alguna manera que supongo el cerebro humano no es capaz de asimilar en su totalidad el Ser divino y eterno experimenta hacia mi el más agradable sentimiento que el humano conoce, en su forma más depurada.

Encuentro esta idea a través de la escritura tanto en el antiguo como en el nuevo testamento. A lo largo de los siglos el Dios que está por encima del tiempo sigue amando a sus criaturas de la misma manera. Entiendo que las palabras dichas a los hombres de Israel encierran cierta concepción relativa al carácter divino, que puedo aplicar a mi mismo; Dios me ama con independencia de los atributos a los que como humanos asignamos valor.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Amar sin motivo

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente,apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:6-8

Pasaje conocido si lo hay, dice algo sin embargo en lo que no siempre reparamos. La sociedad le otorga valores a las cosas, distintos valores. A medido que el ser humano crece, dentro de una cultura determinada, aprende a valorar el mundo que lo rodea de acuerdo a esa escala. En general tenemos una tendencia a amar aquellas cosas que son valiosas para nuestra cultura. En cuanto a las personas, particularmente, percibimos como más dignas de ser amadas aquellas que cumplen o acaparan cierto número de aquellos atributos que consideramos valiosos: belleza, simpatía, cierta destreza, etc.

Pablo nos recuerda el hecho de que Cristo murió por nosotros cuando aún eramos débiles, siendo aún pecadores. El amor de Dios no se basó en algún atributos favorable que pudiéramos ostentar.

Esto nos enseña por lo menos dos cosas. Una, que Dios simplemente nos ama. El puede agradarse en nosotros cuando hacemos lo bueno, por supuesto, igual que a nosotros nos gusta la compañía de aquellos con quienes tenemos afinidad, pero más allá de eso nos ama a pesar de lo imperfectos que podamos ser. Cristo murió por el hombre cuando este estaba todo lo alejados de Dios que pudiera estar. Eso demuestra lo incondicional de su amor.

En segundo lugar es un llamado de atención a la forma en que nosotros estamos dispuesto a conceder nuestro amor. Debemos amar a las personas en cuanto personas, y no en base a los atributos que para la sociedad son valiosos. Amar no solo a los que nos gustan o nos caen bien sino a todos los que nos rodean y forman parte del núcleo en que nos desplazamos.

Nuestra cultura nos impone un modo de ver las cosas según el cual algunos nos dignos de ser amados y otros son patéticos. El ejemplo de Cristo nos insta a amar al prójimo cualquiera sea su condición, así como Dios nos amó a nosotros.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Un concepto inteligible de Dios.

Podemos por medio de Cristo formar un concepto inteligible de Dios. Sin Cristo nuestras ideas de Dios tienden a deshacerse en lo abstracto.

Épocas En La Vida De Jesús, A. T. Robertson.

sábado, 6 de noviembre de 2010

De deseos pasajeros y deseantes eternos

Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1Jn 2:17

Juan parece estar dando aquí la justificación a lo dicho en el versículo anterior. No amen al mundo ni sus cosas, porque estas cosas no provienen del Padre sino, justamente, del mundo. Esto es el poque no amar esas cosas. Y la justificación que respalda y amplia lo anterior es "y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".

La justificación a la advertencia de no amar al mundo y a las cosas del mundo pareciera estar relacionada entonces a la temporalidad de estas cosas frente a la eternidad del que hace la voluntad de Dios.

Un primer punto que me llama la atención en todo esto es que el mundo pasa y sus deseos. Los deseos que muchas veces se perciben como inexorables, irresistibles, experimentados incluso con frecuencia como apremiantes necesidades, son presentados por el escritor sagrado como temporales, como deseos que pasan.

Es una afirmación atrevida. El mundo pasa y sus deseos. Este amor, este deseo tan grande que siento por algo del mundo es algo que va a pasar, lo voy a dejar de sentir y voy a amar en su lugar tal vez otra cosa. Si esto es así, quizás no debiera preocuparme tanto u otorgarle tanta importancia a un sentimiento que en definitiva es pasajero.

Sin embargo lo que más llama mi atención en este pasaje es la contraposición entre estas cosas temporales y el que hace la voluntad de Dios, que permanece para siempre. No se contraponen aquí estas cosas que provienen del mundo a otras cosas provenientes de Dios (que bien podría hacerse) sino que el contraste es hecho con respecto a la persona misma susceptible de sentir deseo. Como si esta perteneciera a un estatus superior a aquellas cosas. Como si estas no fueran dignas de aquel. O sea, no es simplemente una persona eligiendo entre dos grupos de cosas, de los cuales uno es mejor que otro, sino que la persona misma, que hace la voluntad de Dios, es lo que se presenta como mejor que cierto tipo de cosas.

Me recuerda al pasaje de Hebreos 11, aquellos siervos de Dios que despreciaron comodidades u oportunidades terrenales inmediatas por tener la vista puesta en las cosas eternas, de los cuales el mundo no era digno (Heb. 11:38). Puede llegar a ser un planteamiento interesante a hacernos la próxima vez que tropecemos en nuestro andar rutinario ante la necesidad de elegir si satisfacer o no aquellos deseos que nuestro entorno social nos presenta como naturales e incluso como necesidades.

domingo, 25 de abril de 2010

Justificados

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
Rom 8:33

... mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
2 Co 3:9

"La nota es algo anecdótico" - dijo el profesor - "si fuera por mi, los aprobaría a todos primero, y empezaría a enseñar después". Se entiende lo que quiso decir, el propósito primigenio de cualquier curso de enseñanza debiera ser que el alumno incorpore los conocimientos impartidos, pero en la práctica todo ideal tiende a verse teñido por preocupaciones más mundanas. Nunca conocí a un estudiante que dijera "menos mal que me desaprobaron! De lo contrario hubiera pasado la materia sin cumplir con los objetivos propuestos!". En la realidad cotidiana, para nosotros alumnos la nota distaba mucho de ser algo simplemente anecdótico.

Con el evangelio pasa algo parecido a lo que el docente quería, pero no podía hacer.

viernes, 23 de abril de 2010

Deje su mensaje después de pestañear

"... no hay nada que sea lo contrario de conducta. En otras palabras, no hay no-conducta, o, para expresarlo de modo aún más simple, es imposible no comportarse. Ahora bien, si se acepta que toda conducta en una situación de interacción tiene un valor de mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicar. Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás..."

P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D.D. Jacks, TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA. Biblioteca de Psicología. Textos Universitarios

jueves, 15 de abril de 2010

Un yanqui en la corte del Rey Arturo y un cristiano en el mundo de hoy (IV)

"Había sido un planteamiento demoledor.
Pero, caray, no demolió nada."
Mark Twain, Un yanqui en la corte del Rey Arturo.


Que alguien sea convencido de que una afirmación o concepto dado es correcto no suele depender, o al menos no de manera exclusiva, de lo racional o valido que el concepto sea, o de la claridad con que la idea sustentada por este sea explicada.

En el proceso de aceptación o rechazo de una premisa dada entran en juego toda una serie de representaciones, creencias y opiniones propias del interior del sujeto, de las cuales una gran proporción no responde a preceptos lógicos o racionales.

viernes, 19 de marzo de 2010

Crítica a la razón cruda

El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
1Co 8:1

Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
1Co 10:24


Tocando en una de sus cartas a los Corintios, una cuestión sobre la que aparentemente estos le habían consultado, Pablo vierte algunos conceptos que resultan interesantes para complementar algunas de las ideas tratadas en los últimos post.

El asunto era si consumir o no las viandas que se vendían en el mercado luego de haber sido utilizada en los cultos celebrados a los ídolos.

El apóstol hace referencia a dos grupos de creyentes, en relación con este tema, dentro de la congregación a que va dirigida la carta. El grupo formado por aquellos que tenían conocimiento, sabía que no iban a ser ni más ni menos por lo que comieran, pero había otros hermanos, “débiles” dice Pablo, que no terminaban de asimilar esta idea.

Es de destacar que las palabras del apóstol no parecen ir orientadas tanto a vindicar la opinión de los hermanos con conocimiento, sino que contienen más bien una advertencia dirigida a estos, en cuanto al cuidado que debían tener de no envanecerse a causa de su conocimiento, y de evitar causar daño con su proceder a los hermanos débiles, aun cuando estos últimos estuvieran equivocados.

Es como si les dijera: "No importa que ustedes tengan razón, si lo que hacen es de tropiezo al hermano, aun a causa del error suyo, deberían cambiar de actitud".

Resulta una declaración bastante impactante, porque comúnmente estamos acostumbrados a pensar de forma muy distinta. Si estamos en lo cierto acerca de algún tema en torno al cual discurren más de una opinión, consideramos imperioso que se modifique el actual estado de cosas, si no coincide con nuestra postura, y se reconozca lo antes posible que nosotros tenemos razón.

Nos encontramos en esta escritura frente a un llamado de atención importante respecto a la citada actitud, el cual, desde una perspectiva más amplia, permite advertir la presencia de otros factores interviniendo en este tipo de situaciones, entre los cuales debiéramos prestar especial cuidado a la forma en que nuestras actitudes, aun cuando se apoyen en opiniones correctas, influyen en los demás.

jueves, 4 de marzo de 2010

Un yanqui en la corte del Rey Arturo y un cristiano en el mundo de hoy (III)

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Mateo 18:21-22

Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?
1 Cor 6:7

Una primer cuestión importante, entonces, consistiría en el cambio respecto a la persona en que se pone el foco en una situación conflictiva o de desacuerdo. Un segundo aspecto, derivado del anterior, atañe al elemento sobre el que se proyecta la atención en este nuevo enfoque. Este elemento básicamente consiste en la actitud con que se afronta el problema, y la actitud apropiada es presentada por Pablo como aquella caracterizada por la paciencia.

domingo, 21 de febrero de 2010

Un yanqui en la corte del Rey Arturo y un cristiano en el mundo de hoy (II)

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano...
Lucas 6:41


En el post anterior me refería a cierta concepción bíblica, referente a la forma de encarar determinadas situaciones de interacción con los demás, contenida por ejemplo en las palabras finales que destina Pablo a Timoteo en su segunda epístola a este (2 Ti 2:24 y 25).

Uno de los elementos destacables dentro de esta concepción, nombrado en la primer entrada y que intento profundizar en esta, es un cambio respecto a la persona sobre la que se pone el foco, en una situación conflictiva del tipo yo - otro.

jueves, 11 de febrero de 2010

Aceptación Vs. Simulación

El hombre manso (…) no se anda preocupando tontamente por sí mismo. El reconoce que es débil e indefenso, tal como Dios se lo ha declarado (…) En sí mismo, es nada; pero en Dios, es todo. Ese es su lema. El sabe bien que el mundo nunca lo verá a él como Dios lo ve, y por eso ha dejado de preocuparse. Se queda perfectamente contento al permitir a Dios que El establezca sus propios valores. Espera con calma el día en que Dios le ponga su justo precio, y todas las cosas valgan por lo que realmente son.(…) Mientras tanto, descansa tranquilo teniendo paz de corazón. Mientras camina en mansedumbre, está feliz, dejando que Dios defienda su causa. Ha terminado la lucha de defenderse a sí mismo. Ha hallado la paz que trae la mansedumbre.

También se ha liberado de la pesada carga de la simulación. Por simulación no queremos decir hipocresía, sino ese humano deseo de mostrar siempre lo mejor que tenemos, ocultando cuidadosamente nuestros defectos. Porque el pecado nos ha jugado muchas malas pasadas; y una de ellas es la de infundirnos un falso sentido de vergüenza. Raro es el hombre, o la mujer, que saben presentarse llanamente, sin querer aparentar lo que no son. El temor de ser considerados inferiores corroe su corazón como polilla.(…)

Jesús dice a hombres y mujeres en todas partes, "Venid a Mí los que estáis trabajados y cargados, que yo os daré descanso” El descanso que El ofrece es el descanso de la mansedumbre, el bendito descanso que nos viene al aceptarnos tal como nosotros somos, sin ninguna clase de simulación.


A.W. Tozer, LA BÚSQUEDA DE DIOS

domingo, 7 de febrero de 2010

Un yanqui en la corte del Rey Arturo y un cristiano en el mundo de hoy (I)

En Un yanqui en la corte del Rey Arturo Mark Twain invierte varias carillas en relatar la discusión habida entre el protagonista, proveniente de la Connecticut del siglo XIX, y una serie de trabajadores medievales. El primero intenta desesperada e infructuosamente hacer entender a sus interlocutores que el salario por ellos recibidos no es en realidad superior al pagado por el mismo trabajo en la otra parte del país, como aparenta, ya que por efecto de la inflación, ellos pueden adquirir menos productos con lo que ganan.

El escritor describe con la precisión de quien ha estado en similar posición, la forma en que el Yanqui se exaspera progresivamente a medida que sus cada vez más esforzadamente simplificadas explicaciones son rechazadas una a una por sus tozudos oponentes, quienes encima parecen asumir una postura de superioridad o condescendencia hacia aquel extranjero tan confundido, según el parecer de ellos, sobre cuestiones tan claras.

Debo decir, antes de continuar, que varias veces me he sentido identificado con este relato, por lo que al escribir lo que sigue, me sitúo yo mismo como particular destinatario de la crítica que contiene.

Creo que existe una notoria tendencia en nosotros (incluyendo en este nosotros a los seres humanos en general), a veces en forma más pronunciada, a veces menos (admiro esto último), de sentirnos ofendidos cuando otros ponen en duda nuestras afirmaciones o expresan opiniones o posturas que entran en contradicción con las propias. Sentimos la necesidad de que el otro nos de la razón y se reconozca equivocado, y nos enojamos si no ocurre así.

Pablo, en una de sus cartas, dando a Timoteo algunas instrucciones y consejos finales, vierte algunas palabras respecto a la forma en que debe afrontar el siervo del Señor este tipo de situaciones, y en la descripción que hace de la actitud apropiada, destaca la paciencia que debe manifestar quien intenta corregir a otro.

Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad...(2 Ti 2:24 y 25)

Es de destacar que contrariamente a lo que habitualmente ocurre, el apóstol parece otorgar mayor importancia a la necesidad de que el siervo del Señor se mantenga calmo y amable, antes que al hecho de que convenza al otro. Esto último se presenta incluso como algo más vale contingente desde un punto de vista humano, ajeno en parte a nuestro control e independiente de nuestra capacidad.

Puede llegar a parecer una cuestión accesoria pero creo que encierra en realidad una profunda concepción referente al carácter que debiera manifestarse en quien pretende seguir a Cristo, desde el punto de vista de las relaciones interpersonales.

(Continúa...)

lunes, 1 de febrero de 2010

Doctrina y experiencia personal

El evangelismo de hoy en día parece haber levantado el altar y dividido el sacrificio en trozos, sin percatarse, quizá, que no hay fuego en la cumbre del monte Carmelo. Pero gracias a Dios porque hay algunos que se preocupan por ello. Son los que aman el altar, y se deleitan en el sacrificio, y no están conformes porque aún no ven descender el fuego. Lo que desean, por sobre todas las cosas, es la presencia de Dios. Más que ninguna otra cosa desean gustar de la "penetrante dulzura" del amor de Cristo, del cual escribieron los profetas y cantaron los salmistas.

No hay falta hoy en día de buenos maestros bíblicos que enseñan correctamente la doctrina de Cristo, pero muchos de ellos parecen contentarse, año tras año con enseñar los fundamentos de la fe, sin advertir que en su ministerio hay falta de la Presencia, ni nada en sus propias vidas que sea extraordinario o sobrenatural. Ejercen su ministerio entre creyentes espirituales, anhelantes de experiencias que ellos no pueden satisfacer.

(...) Se confirma la sentencia de Wesley, "La ortodoxia o correcta opinión, es, después de todo, parte muy endeble de la religión. Si bien es cierto que nadie puede tener buen carácter sin tener buenas opiniones, es posible tener buenas opiniones sin tener buen carácter. Se pueden tener excelentes opiniones acerca de Dios sin que ello signifique que se lo ama o se desee servirle. Satanás es una prueba de ello."

(...) La exposición sana y correcta de la Biblia es imperativa en la iglesia del Dios vivo. (...) Pero dicha exposición puede hacerse de manera tal que deje a los oyentes vacíos de verdadero alimento espiritual. Las almas no se alimentan solo de palabras, sino con Dios mismo, y mientras los creyentes no encuentren a Dios en una experiencia personal, las verdades que escuchen no les harán ningún bien. Leer y enseñar la Biblia no es un fin en sí mismo, sino el medio para que lleguemos a conocer a Dios, y que podamos deleitarnos con su presencia y gustemos cuan dulce y grato es sentirle en el corazón.


A.W. Tozer, LA BÚSQUEDA DE DIOS, Prefacio (fragmentos).

jueves, 21 de enero de 2010

Ángeles y Demonios

Los demonios no se hacen a partir de ratones malos ni a partir de malas moscas; se hacen a partir de arcángeles.

C.S.Lewis, El gran divorcio

(Pido disculpas si defraudé las expectativas de alquien que guiado por el título llegó hasta aquí esperando encontrar algún contenido relacionado con la novela de Brown. Fue sólo un recurso semiótico, del cual pondría el nombre para lucir importante pero no lo recuerdo. De todas formas, creencias aparte, posiblemente encontremos mas ingenio, inteligencia y talento literario contenidos en este renglón de Lewis que en toda la obra del norteamericano).

viernes, 15 de enero de 2010

Libros cristianos digitalizados

El blog Santa Lectura cuenta con una importante colección de libros digitales, disponibles para descargar. Listo a continuación algunos que me parecen particularmente interesantes, lo más recomendable sería de todas formas visitar el sitio con cierta frecuencia o apuntarse como seguidor, ya que lo renuevan periódicamente agregando nuevos títulos.

miércoles, 13 de enero de 2010

El cuerpo como medio para servir

Romanos 6:13-19,12:1.

Con respecto al tema del post anterior, me quedo pendiente un punto, que preferí tratar aparte para no extenderme, pero me parece interesante y lo encuentro relacionado a lo dicho respecto al servicio cristiano considerado como una actitud ante las circunstancias de la vida en general y no sólo ante actividades ministeriales específicas.

Me refiero al valor que otorga Pablo al componente corporal en su discurso sobre el servir a la justicia. Distinto a una concepción que postule la inutilidad del cuerpo en el plano espiritual, lo que supondría una espiritualidad platónica, mayormente ajena a la realidad práctica del individuo, el apóstol presenta al cuerpo como el vehículo mismo mediante el cual el hombre ha de servir.

Más allá de las divisiones que se puedan hacer, a título analítico, al interior del ser humano, este es un ente íntegro, una totalidad formada, tanto por una parte espiritual como por una física, no pudiendo prescindir ni de la una, ni de la otra.

No puedo vivir en esta tierra independientemente de mi cuerpo. El cuerpo es el vehículo mediante el cual realizamos todas nuestras acciones, y será entonces, necesariamente, el instrumento mediante el cual habremos de servir.

El asimilar este concepto de que a Dios se lo sirve con el cuerpo, este cuerpo nuestro que, por decirlo así, llevamos siempre con nosotros, permite concebir los planos espiritual y físico como entrelazados. Bajo esta perspectiva, el servir a Dios adquiere una dimensión práctica y humana, más próxima a nosotros que la surgida de una confusa dicotomía entre espíritu y cuerpo que desvalorice a este último en términos de utilidad espiritual.

lunes, 11 de enero de 2010

Una visión amplia del servicio cristiano

Me resulta llamativa la forma en que Pablo introduce la relación de los que están en Cristo, con respecto a la justicia, trazando una analogía con la relación existente anteriormente entre estos y el pecado, en la carta a los romanos (Ro 6:13,19)

La idea vertida por el apóstol apunta a que el hombre que vive en Cristo debe servir a la justicia de la misma forma en que antes servia al pecado.

Encuentro que esta comparación destaca cierto elemento de naturalidad en la idea de servicio, distinto a la concepción que habitualmente tenemos de este, como de un conjunto de actividades desarrolladas en ámbitos predominantemente institucionalizados.

Cuando el hombre se encuentra distanciado de Dios, el pecar es lo natural en el. No dedica un tiempo en particular a la programación de sus pecados ni limita estos a ámbitos u ocasiones específicas, sino que el presentar sus miembros al pecado es la consecuencia lógica de su condición.

La consideración entonces, de que de la misma forma el hombre regenerado debe presentar ahora sus miembros para servir a la justicia, brinda una imagen dinámica e integradora de lo que es el servicio, presentándolo, no simplemente como el conjunto de actividades específicas y con objetivos determinados derivados de la reunión con quienes comparten la misma fe, sino como la inclinación espontánea y continua de la persona que vive en Cristo, afectando sus acciones en cada una de sus esferas de actividad.

martes, 5 de enero de 2010

Vida espiritual

Con frecuencia tenemos la tendencia a percibir la vida espiritual como una vida a la que, en cierto modo, se ha vaciado de contenido. Es decir, como si la persona espiritual fuera aquella que habiendo renunciado a todos los postulados, acciones y actitudes que comúnmente forman la base sobre la que se asienta la vida terrenal, queda suspendida en una especie de limbo etéreo, ajena en gran medida a la realidad cotidiana y sumida en cambio en una vida más vale contemplativa.

No es de extrañar que esta clase de vida tenga pocos admiradores.

En el pensamiento de Pablo, la concepción sobre el particular es notablemente diferente. No se trata de un simple "despojarse" o "vaciarse de" sino que conlleva siempre, por otro lado, una acción de apropiarse o llenarse, como contrapartida. No es nunca abandonar un estado sin asumir otro que ocupe el espacio dejado por el primero.

No conformarse a este siglo --> sino transformarse por medio de la renovación de el entendimiento. Rom 12:2

Considerarse muerto al pecado --> pero vivo para Dios en Cristo Jesús. Rom 6:11

De esclavos del pecado --> a siervos de la justicia. Rom 6:17 y 18

No presentar nuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad --> sino a Dios como instrumentos de justicia. Rom 6:13

Las cosas viejas pasaron --> todas son hechas nuevas. 2Co 5:17

Librados de la potestad de las tinieblas --> trasladados al reino del Hijo. Col 1:13

De estar bajo la ley --> a estar bajo la gracia. Rom 6:14

Despojarse del viejo hombre --> vestirse del nuevo. Efe 4:22 y 24

Es cierto que debe haber presente un elemento de despojo o renuncia a cosas pasadas, pero esto no implica un cese de actividades o la supresión de toda satisfacción, anhelo, motivación o búsqueda de objetivos. Esta renuncia debe ser sólo la primer etapa que de paso a un posterior estado de cosas nuevas, en el que esos elementos , componentes de la vida humana no se anulen, sino se replanteen y re-proyecten desde la óptica espiritual de la persona regenerada.