domingo, 31 de agosto de 2008

Vivir con propósito

"La vida tiene valor cuando conseguimos extraer el sentido de cada momento, de cada kairós, de cada día. El sentido de la vida está en vivir. Pero no en un vivir cualquiera. Un vivir cualquiera es mera existencia, una vacía sucesión de días.

Hay un modo diferente de vivir, y ese modo de vivir está incrustado en cada ser humano en dos dimensiones. La primera es universal, la Imago Dei, matriz divina de la cual todos somos herederos. La segunda es singular, pues cada ser humano es un original. La capacidad de vivir un momento por vez, expresando la Imago Dei por medio de mi singularidad, es lo que llamo vivir con propósito. Así, espero encontrar el contento en el contraste físico - espiritual de nuestra única Historia."
Ed René Kivitz, Viviendo Con Propósitos. Traducción disponible en castellano gracias al valioso esfuerzo de La Monja, que no sobra ;)

Leer completo en Teosubversión.


Palabras claves: ¿Tiene sentido la vida sin Dios?

jueves, 28 de agosto de 2008

Agradecimiento

En esta oportunidad quería simplemente agradecer la invitación a participar en el muy interesante blog de Teología Sin Nombre (TSN). Un honor haber sido tenido en cuenta para publicar mis sencillos artículos entre las tan ilustres figuras que allí escriben :)
Aunque mi inconvenientemente bajo nivel de autoestima suele provocar en mi con frecuencia cierta sensación de no estar al nivel de otros, temo que esta vez la sospecha no es infundada. Esforzareme por estar a la altura de las circunstancias :)
Gracias!

viernes, 22 de agosto de 2008

Por que no otorga Dios peticiones sobrenaturales?

Revisando entradas viejas en el blog de Anyul, encontré esta en la que invita a opinar sobre un tema interesante. Presenta la postura escéptica planteada a partir de un debate entre Rick Warren y alguien que supongo será alguna especie de ateo, sobre las suspicacias que despierta entre los opositores de la fe, el hecho de que aparentemente pedimos los cristianos y Dios responde, únicamente aquellas cosas que están dentro del espectro de lo posible, como por ejemplo, que un inmigrante consiga empleo, pero que nuca se ora ni se ha comprobado que Dios conceda algún favor sobrenatural . Transcribo un párrafo para mayor claridad:

"¿Qué pasaría? – le pregunta – si un millón de cristianos rezaran para que le volviera a crecer un brazo a un hombre que lo perdió en la guerra? El resultado es, por supuesto, que no sucedería tal cosa, a pesar de que otras criaturas de Dios, como la salamandra, son capaces de llevar a cabo dichos procesos. El hombre no puede y, por tanto, nadie reza porque sucedan cosas que, como el ejemplo de Harris, son imposibles”.

Como en el mes de marzo cuando fue publicada no estaba muy inmerso todavía en esto de los blogs, no la había visto y voy a ensayar ahora una posible respuesta.

El problema reside en el punto de vista desde el cual hablamos de acontecimientos posibles o imposibles. El decir: que un inmigrante consiga empleo o a una salamandra le crezca la cola son cosas posibles, pero que a un hombre se le regenere la extremidad amputada es imposible, es correcto solo desde la perspectiva humana. Si existe un Dios todopoderoso a este le es igualmente posible hacer una cosa que las otras. Que ciertas cosas sean imposibles desde la perspectiva humana no implica que también lo sean desde la divina. Aunque en un contexto distinto en el que se refiere a cosas espirituales mas que físicas, creo que podemos apreciar esta diferencia de perspectivas en el concepto vertido por Jesús al afirmar: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios (Mar. 10:27 y pasajes paralelos). Algunos otros textos interesantes para meditar al respecto podrían ser Gen. 18:14, 1 Samuel 14:6, Zac. 8:6.

Ahora bien, no solo es correcto decir que la distinción entre sucesos posibles e imposibles no es aplicable a Dios, además, el que algo sea posible o no a nivel humano, depende de lo que El disponga.

Es decir, si a Dios le era igualmente posible crear a los hombres de tal manera que cuando perdieran un brazo les vuelva a crecer, como hacerlos de forma que esto no acontezca, el que el hombre sea de esta última forma depende de que Dios así lo dispusiera, como dispuso todas las leyes que rigen la naturaleza.

Todas estas leyes entonces, que marcan lo posible e imposible a nivel humano, son disposiciones divinas.

Tiene bastante sentido por lo tanto que nos limitemos a pedirle a Dios aquellas cosas circunscritas dentro de la esfera de sus disposiciones y que Dios no actúe en forma que altere las leyes por el mismo impuestas (aunque pueda hacerlo, si lo desea, en circunstancias excepcionales). Después de todo, este actuar "natural" de Dios es tan demostrativo de su poder como lo sería un actuar sobrenatural, ya que una y otra cosa le son igualmente posibles y el hecho de que nos impresione a nosotros mas lo segundo se debe simplemente a un mero acostumbramiento a lo primero.

Otra objeción al respecto, que suele alentar las sospechas escépticas, es el hecho de que según las escrituras Dios aparentemente alteraba las leyes naturales con bastante asiduidad en la antigüedad, cuando nosotros convenientemente no estábamos, cosa que ahora no ocurre.

Esta apreciación también es errónea. Dios no actuaba en forma sobrenatural con frecuencia, sino por el contrario en casos particulares, y con respecto a individuos y ubicaciones geográficas específicas las más de las veces. Estas actuaciones milagrosas registradas en la Escritura acostumbran estar estrechamente entrelazadas con momentos críticos en la historia del hombre y de la revelación que a este hace Dios de Si mismo y si su lectura despierta en nosotros esa sensación de "asiduidad milagrosa" es porque son justamente estos momentos críticos los que la Biblia se encarga de registrar.

Sabemos que estos momentos alcanzan su punto cumbre con en el advenimiento de Cristo, según lo cual es lógico que estas operaciones sobrenaturales hayan comenzado a partir de entonces a declinar, hasta el tiempo en que Dios intervenga nuevamente en el devenir de los acontecimientos, para marcar el fin de la historia tal como la conocemos.

lunes, 18 de agosto de 2008

El carácter de Timoteo

Hablamos en el post anterior de la mala utilización de 1 Timoteo 5:20 por parte de hermanos deseosos de reprender en público a los pecadores impenitentes (lo bueno de un blog es que cuando decimos "hablamos", realmente hablamos e interactuamos y no es sólo una expresión condescendiente a modo de artilugio para que el lector se sienta incluido). Habiendo arribado a la conclusión de que una apresurada utilización de este texto comete el grave error de omitir el contexto y situación específica en que fue vertido, dejamos la puerta abierta a la posibilidad de que su uso, tal vez si sea valido en situaciones análogas. 

Volvemos al tema comenzando con lo último que se dijo en el post anterior, que en todo caso es necesario tener en cuenta cuales eran las cualidades de Timoteo, que llevaron a Pablo a concederle esta atribución. 

De versículos como 2 Timoteo 1:6-8, la mayoría de los comentaristas que consulté, coinciden en señalar que Timoteo era un joven de carácter mas vale tímido que necesitaba ser impulsado regularmente por las exhortaciones de Pablo para cumplir su cometido. Esta descripción encaja también con la actitud del apóstol, cuando al escribir a los corintios, en oportunidad de la posible llegada de su discípulo, parece mostrar particular interés en que los hermanos del lugar no lo desprecien y lo hagan sentir cómodo (1 Cor. 16: 10-11). Parece ser que Timoteo no era ningún James Bond del evangelio y me parece una apreciación importante para comprender el texto que estamos analizando. Si a una persona más impulsiva se le diera una oportunidad semejante de reprender a los demás, seguramente caería en excesos poco pertinentes al espíritu cristiano, en cambio, para Timoteo, me inclino a pensar que el mandato del apóstol constituía más una carga que un privilegio del cual jactarse y que utilizaría todos los recursos a su alcance para resolver la situación problemática antes de llegar a utilizarlo.

Aparentemente Timoteo era un hombre de caracter afectuoso y sensible (2 Timoteo 1:4) cualidad también importante a tener en cuenta, a partir de la cual podemos razonar que aún en caso de utilizar su derecho a la reprensión, lo haría con tacto y en forma más vale delicada. 

Su reputación en el evangelio era avalada por no pocos creyentes (Hechos 16:2). 

El interes mostrado en otras ocasiones por Timoteo hacia diversos grupos de creyentes (Filipenses 2:20) hace pensar en una persona que actuaría movida por genuina preocupación y no simplemente por enojo o por querer imponer su opinión. Aquí hace falta recalcar algo obvio pero en lo que reiteradamente se falla, y es que esta preocupación debe ser verdadera y no solo de palabra. No basta decir, "te digo esto porque estoy preocupado por vos" o "porque sentí de Dios que te lo tenía que decir". Tildenme de cínico, pero no me creo mucho estas frases y pienso que debiéramos lavarnos la boca antes de utilizar el nombre del Señor a modo de pretexto para hechar en cara cosas que en realidad es a nosotros a quienes nos molestan. 

Por último quería destacar un hecho que, escuetamente nombrado en las escríturas, se suele pasar por alto y es el que en algún momento de su vida, si bien carecemos de mayores datos, sabemos que Timoteo llego a estar preso (Heb. 13:23) sin duda a causa del evangelio. Esto evidencia su compromiso con el mensaje de Cristo, lo que le otorga, por decirlo de algún modo, un plus extra de autoridad, para actuar de acuerdo a lo encomendado en el texto que analizamos. De todos modos insisto en destacar la primacia del verdadero interes y el amor por sobre el sacrificio, ya que la Biblia es clara al manifestar la inutilidad de los hechos exteriormente mas heroicos si no son motivados por la principal de las virtudes (1 Cor. 13:3). Teniendo en cuenta además lo retorcida que puede llegar a ser el alma humana no me es difícil pensar en personas que estén dispuestas incluso a experimentar cierto sacrificio o hacer obras a favor de otros con tal de poder ejercer cierto poder sobre aquellos o simplemente sentirse importantes.

En fin, podríamos seguir hablando de Timoteo, de su conocimiento de las Escrituras, de su sana condescendencia al acceder a circuncidarse aunque no le fuera necesario, de las manifestaciones proféticas en cuanto a su ministerio y de su don especialmente conferido, todo lo que parece hacer de aquel que recibió la facultad de poder amonestar a otros publicamente, una persona bastante díficil de emular. Por el momento me contento con pensar que la próxima vez que alguien tipee el texto de 1 Timoteo 5:20 en el buscador, a lo mejor se encuentre con este sencillo aporte, que intenta dar al tema un enfoque diferente.

viernes, 15 de agosto de 2008

Repréndelos delante de todos

Los buscadores como Google o Yahoo son una buena forma de sondear opiniones acerca de un determinado tema. Uno pone una frase relacionada, y con un simple click accederá a la larga lista de lo que los internautas han dicho al respecto. Una especie de tormenta de ideas virtual.

La semana pasada, preparando un mensaje hice algo así con un texto. Me llamo la atención 1 Timoteo 5:20, relacionado con el tema que debía tratar, así que en un mezquino intento de acumular puntos de vista con un mínimo esfuerzo, copie el texto en el buscador: "A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman” e hice click sobre el consabido botoncillo que nos lleva a los resultados.

En vez de hallar diversidad de enfoques como esperaba, me econtre con cientos de estudios, artículos y comentarios, de gente que toma este texto y lo blande con regocijo, haciéndose un festín con la idea de reprender a los pecadores reincidentes para que todos teman.

Bueno, en realidad no me leí los cientos de resultados, a la tercer hoja como que me cansé.

Puede ser que tanta gente tenga la soberbia idea de creerse en condiciones de amonestar a otros y regodearse en ello? Realmente creen estas personas que son mejores y que no merecen más bien estar del lado de los reprendidos que de los reprendedores?

Disto mucho de ser un experto en hermenéutica, pero hay unos cuantos principios bastante básicos que estas gentes están ignorando olímpicamente en su afán por agregar 1 Timoteo 5:20 a las listitas de textos citados a la ligera, que supuestamente le permiten a uno juzgar a otras pobres animas menos santas.

En primer lugar se debe tener en cuenta que las cartas a Timoteo junto con la de Tito forman el grupo de las llamadas por algunos “epístolas pastorales”, que fueron escritas no a un grupo de cristianos en general o iglesia local, sino a personas especificas e individuales, en este caso, Timoteo.

En segundo lugar es importante tener en cuenta las circunstancias en que fue escrita la epístola. Timoteo había sido dejado por Pablo en Efeso con el fin de corregir ciertos desordenes, pareciera que principalmente de índole doctrinal. No solo entonces se debe tener en que este mandato es dirigido primeramente a Timoteo, sino también que le es dirigido en ocasión de una misión específica que estaba cumpliendo.

Como un tercer punto es importante destacar que al citar precipitadamente este sexto se esta pasando por alto, no solo la cuestión de a quien va dirigido y en que circunstancias sino también el contexto inmediato en que está inserto dentro de la epístola. Del versículo precedente se desprende que Pablo esta dando instrucciones en este momento a su discípulo, concerniente a los ancianos (presbíteros) de la iglesia local. De aquí se aclara el sentido de la frase “para que los demás teman” que a varios de los internautas citados anteriormente pareciera atraerles notablemente. Se trata simplemente de mostrar al resto de la congregación (aunque algunos comentaristas entienden incluso por “los demás” a los demás ancianos) que ni aún la autoridad eclesiástica es pretexto para evadir la corrección y tengan entonces mayor cuidado en su conducta. No se trata simplemente de escrachar a un hermano frente a la congregación.

Entiendo, admito correcciones, que incluso este accionar tocante a los ancianos es encomendado particularmente a Timoteo en su carácter de “interventor” por llamarlo de algún modo, de la iglesia que se reunía en Efeso, y no a cualquiera que quiera adjudicarse el derecho. Creo no estar divagando al decir que del “contra un anciano no admitas acusación sino…” del versículo 19 se desprende que Timoteo estaba en posición de que los creyentes del lugar apelaran a el con quejas dirigidas incluso hacia los ancianos.

Se sigue entonces de lo expuesto que este mandato de reprender públicamente responde a una situación más bien específica y dista mucho de ser legítima su aplicación por cualquiera que desee apropiárselo. Se podría argumentar, que sería lícito, en ciertas circunstancias que revistan características análogas a las vividas en Efeso por aquel tiempo, pero no podemos ignorar que Pablo eligió a Timoteo para cumplir este mandato, y no a cualquier otro. Deberíamos detenernos entonces en las características del joven creyente que lo hicieron apto para desempañar este papel. Lo dejamos para otro post, adelantando solo que obviamente no son características de la que muchos de nosotros nos podamos jactar.

sábado, 9 de agosto de 2008

Carpetitas separadas

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa,
hacedlo todo para la gloria de Dios.
1 Corintios 10:31

En la empresa donde trabajo la mayoría de los empleados son cristianos. Esto da lugar a ciertas circunstancias un tanto atípicas, que no se dan a lo mejor en otrros lugares. Una de ellas por ejemplo es el lo que pasa con la música. En un servidor hay una carpeta con MP3 a la que cualquier computadora conectada a la red puede acceder. Hasta quí nada fuera de lo normal. El tema es que entrando a esta carpeta, que lleva por nombre MÚSICA o MP3 hay a su vez otras dos carpetas, llamadas, como ya muchos imaginaran, una secular, y la otra cristiana.

Esto es ilustrativos de una visión del mundo muy común en el ambiente cristiano. Creemos que todo debe catalogarse bajo alguno de estos dos rótulos, excluyentes entre si.

Vía la Monja llegué al blog Palabra Lateral, donde Benjamín, su autor, hace referencia en un artículo, a "la falsa división que existe entre lo espiritual y lo secular", y digo aquí lo mismo que dejé posteado allí en un comentario, con respecto a esta frase. A veces algunos cristianos queriendo expresar una idea similar, dicen que no hay que ocuparse exclusivamente de cuestiones espirituales sino también de las seculares. Aunque parezca solo una diferencia semántica, creo que es mas acertada la expresión utilizada por Benjamín. La división entre espiritual y secular me parece arbitraria.

Mi vida no debe estar separada en carpetitas. De otro modo no le estaría entregando todo a Dios, como dicen tantas canciones que nos gusta cantar, sino solo aquello archivado en el lugar indicado.

Entiendo que en la vida del creyente todo debe ser considerado actividad espiritual. No solo acciones como orar, leer las escrituras o desempeñar alguna ministerio en la iglesia, sino también otras como trabajar, estudiar o tener un pasatiempo. Y tampoco estoy muy convencido de que algunas de estas tengan mayor valor espiritual que otras. De otro modo podría por ejemplo ser negligente en mi trabajo y pensar que esto no es tan grave como serlo en alguna de esas cosas "mas espirituales".

Además yo no puedo cambiarme a mi mismo, a mi personalidad, pasando de ser o actuar de manera espiritual a secular, según la circunstancia, de la manera que se cambia un automóvil de andar con gas, a andar con nafta1. Si soy espiritual tengo que serlo tanto dando un sermón en la iglesia como jugando un partido de fútbol en la cancha del barrio.

Sin intención de dogamatizar al respecto, se me courre que tal vez la clave consista en encontrar la voluntad de Dios y estar haciendo a cada momento lo que El quiere que haga, de la mejor manera posible. Alguno me dirá que es utópico, pero creo que es una buena forma de entender lo de "hacer todo para la gloria de Dios".


1 En Argentina muchos automóviles suelen tener aparte del tanque en que se almacena la gasolina común(nafta), un tanque de gas, ya que este resulta un combustible bastante más económico. Uno puede pasar por lo general de nafta a gas o viceversa, mientras conduce, por medio de una simple tecla.

martes, 5 de agosto de 2008

El Dios invisible

Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible,
al único y sabio Dios, sea honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.
1 Timoteo 1:17

La invisibilidad debe ser una de los atributos de Dios que de menos popularidad goza. Se habla del amor de Dios, el poder de Dios, la santidad de Dios, pero casi nuca se habla de la invisibilidad de Dios. Se diría que esto de la invisibilidad más vale nos molesta. Muchas veces quisiéramos ver a Dios. Especialmente en los momentos difíciles, o en esos momentos de duda donde nos planteamos si todo esto es cierto o estaremos viviendo equivocados. Entonces uno quisiera verle, aunque tenga que caer temblando a sus pies, aunque deba apartar la vista y llorar avergonzado ante su santa presencia, uno quisiera tener algún tipo de señal, obsequiar aunque sea por un momento a sus sentidos, con la certeza de lo que cree en su mente y su corazón.


Al incrédulo por otro lado tal vez sea justamente la invisibilidad de Dios una de las cosas que más le impida creer en El. O sea, está bien, negar la existencia de Dios porque no podemos verlo, como plantea el empirismo, no tiene sentido, aceptar que un ser superior tuvo que haber hecho el mundo puede que nos parezca razonable, pero, aún así, aunque no sea ilógico, no es sumamente llamativo que al Dios creador de todas las cosas no podamos verlo?

Los cinco sentidos son la forma que tenemos de comunicarnos y relacionarnos con el mundo que nos rodea. Todo lo que conocimos desde que nacimos, lo conocimos a través de nuestros sentidos, de modo que, el que pueda haber alguna otra cosa que existe, pero que no podemos ver o experimentar de forma física, nos suena fantasioso. Ahora bien es justificada esta sensación?

La idea que subyace detrás de esta impresión de irrealidad es que las cosas espirituales son diferentes o tiene una manera distintas de presentarse que todas las demás cosas a que estamos habituados y sabemos que son verdaderas. Es decir, si todas las cosas que conozco, y se fehacientemente que son reales, la forma que tengo de percibirlas es a través de los sentidos y la experiencia directa, porque con Dios es diferente? Porque justamente las cosas espirituales no puedo conocerlas de la misma forma que a todas las demás cosas, sino que son distintas a ellas?

Suena a un argumento inventado por los teistas para justificar sus teorías "no es que Dios no exista, sino que lo captamos de manera diferente que a todo lo demás." Ahora bien, el error al suponer esto consiste en que este no es el argumento que presenta la biblia, todo lo contrario. La premisa que se puede extraer de las Escrituras no es "Dios es diferente a las demás cosas" porque esto equivaldría a tomar como parámetro a "las demás cosas", a ponerlas primero para después comparar a Dios con ellas. Esto no tiene ninguna concordancia con la enseñanza bíblica, al contrario, es descabellado. Lo que creemos los cristianos es que Dios es lo primero, que hizo todas las cosas y todas las cosas de el dependen. El esta por encima de todo lo demás. Por eso, lo que afirmamos no es que Dios sea diferente a las cosas materiales o físicas, sino que las cosas materiales o físicas son diferentes a Dios. Dios es lo primero, Dios es el parámetro.

El autor de la epístola a los hebreos deja claramente establecido este principio: "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:3) Las cosas espirituales, las cosas que no se ven, fueron primero, las cosas que se ven, las cosas fisicas fueron hechas luego y solo a partir aquellas otras. Cuando Dios creo la materia hizo algo nuevo, los ángeles posiblemente dijeron: -Uh, que loco, es duro!

Pablo, escribiendo a los corintios también destaca la primacía de las cosas invisible sobre las visibles: "...no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2º Corintios 4:18). De modo que sostenemos no que Dios resulto ser de una forma diferente a todo lo demás, sino que las cosas espirituales, las que no se ven, están que son eternas, siempre fueron de la misma forma, y en algún momento de esta eternidad fue creado un mundo que era diferente, que era físico en contraste con lo espiritual.

No se trata de que Dios anda jugando a las escondidas, el siempre fue igual, fue espiritual y el hombre esta constituido de tal manera que la forma de relacionarse con este mundo físico es a través de los sentidos, pero las cosas espirituales siguen estando y estas no cambian, no se puede acceder a ellas por medios de los sentidos, sino por medio de la fe, y el que esto suene extraño a nuestra mentalidad terrena, no afecta en nada a su realidad.

viernes, 1 de agosto de 2008

Los James Bond del cristianismo

"...pretendia ser equilibrista y oir sobre la pista ovaciones en vez de tanto reir."
Marcos vidal, El payaso.


Me parece interesante la lectura que hace Alejandro Vazquez del fenómeno de los comics, respecto al cambio de carácter que vienen asumiendo desde hace un tiempo sus protagonistas. Como han dejado de ser "seres ejemplares de una rectitud y justicia a prueba de todo, sin grietas y sin vacilaciones" para pasar a mostrar una faceta mucho mas humana. "Empezaron a manifestar las evidentes y erráticas convulsiones emocionales que sufrían los propios lectores del comic" nos dice Alejandro en su blog, dando a entender que este cambio responde en realidad a uno más profundo, que atañe al trasfondo social y esta relacionado con un ideal de superhombre que envuelve a la sociedad occidental desde hace algún tiempo y hoy esta perdiendo su vigencia.

Quisiera hacer hincapié sobre la forma en que este ideal arraigó en el cristianismo dando lugar a un (robándole siempre las palabras a Alejandro) "positivismo religioso" que "glorificó el triunfalismo".

Creo que fenómenos como los descritos a continuación, evidencian la adaptación al ambiente eclesiástico de este espíritu triunfalista y autocomplaciente:
  • Predominio de un discurso que destaca la cara "gloriosa" del cristianismo. Se concentra desmedidamente en el éxito, la consecución de metas y la realización de sueños. Exalta la ejecución de obras espectaculares y las biografías individuales vistosas y epopéyicas.
  • Amplia difusión de este discurso mediante libros, sermones, convenciones y otros medios.
  • Embelesamiento hacia las convenciones multitudinarias, las megaiglesias, la pompa, el show
    y la espectacularidad.
  • Incentivo continuado a la acción y a la asunción de posiciones de protagonismo y liderazgo.
  • Persistente llamado a abandonar con premura todo aquello que se asocie con debilidades y defectos, y proyectar una imagen de perfección, donde el pecado sea practicamente imperceptible.
  • Asociación de espiritualidad con participación activa y con el desempeño de ministerios llamativos.
  • Mayoritaria importancia del número y la cantidad como indicadores del crecimiento y buen funcionamiento de una iglesia.
  • Valoración excesiva de las personalidades decididas y seguras.
  • Evaluación de la espiritualidad de un predicador en base a su elocuencia y carisma
Algunos quizás se vean tentados a sugerir mas items para la lista, en ese caso pueden sentirse con la libertad de hacerlo. A otros quizás le surjan objeciones respecto a la utilización de algunos de los aquí nombrados como representativos de una actitud religiosa indeseable. Es que en realidad estos puntos no son todos negativos en si mismos. La mayoría son mas bien ambiguos, pero a lo que me refiero en este post es a que se da principal importancia a estas cuestiones sobre otras. Se crea un prototipo excluyente de cristiano ejemplar, en el cual deben estar presentes la mayoría de las características citadas, y el que no encaja en este molde viene a ser considerado como una especie de ciudadano de segunda dentro de la iglesia.

Tenemos la idea de que para ser una persona espiritual un cristiano tiene que ser algo así como un James Bond de la religión. Siempre preparado, siempre atractivo, sin vacilaciones, ni torpezas. Agudo, ágil, inteligente, seguro , elegante y distinguido. Todos sus movimientos son calculados. Nunca se equivoca, siempre gana, siempre tiene la respuesta indicada y sus diálogos son ingeniosos. Extrovertido, carismático y seductor. Cumple fabulosas misiones, realiza hazañas impresionantes y salva al mundo sin despeinarse.

No creo estar exagerando mucho, hay bastante libro y sermón dando vueltas por ahí, que suenan así.

No digo que no tratemos de erradicar los defectos de nuestras vidas. Tampoco niego que a medida que nos acerquemos a Dios sea lógico pensar que nuestro carácter va a experimentar cambios saludables. A lo que voy es a que no debemos esperar a que estas cosas comiencen a suceder para pensar que recién entonces podemos entablar una relación con Dios. Desde el momento en que nos hacemos acreedores de la obra de Cristo a nuestro favor somos tan hijos de Dios como el mas ilustre de los santos.

No debemos pensar que hasta que no haya cambios significativos en nuestra vida Dios va a estar como desluciendo con nosotros y que en realidad nos dio la salvación para que nosotros le demos algo a cambio. Eso no es gracia.

Dios no es un mecenas que nos tomo bajo su protección porque vio cierto potencial en nosotros que podría llegar a traerle aparejadas ciertas ganancias en el futuro. No nos compro para hacer una inversión. Nos salvo simplemente porque nos amo con el amor mas puro y perfecto que pueda existir, sin esperar nada a cambio. Nos amo con nuestras imperfecciones y torpezas, con nuestros traumas, errores, pecados y complejos.

No pretendo hacer con esto un alegato a favor de la desidia. Solo quiero llamar las cosas como son. El discurso triunfalista de nuestro tiempo puede darnos la sensación de que podemos llegar a a impresionar a Dios, pero cuando por el contrario no estamos a la altura, podemos pensar que le desilusionamos y abandonarnos con el sentimiento de que no somos dignos de ser llamados sus hijos.

No nos engañemos, ninguno es digno por si mismo. Pero fuimos hechos dignos en virtud no de nuestras cualidades sino del sacrificio de Cristo. Dios nos ama mas allá de nuestros defectos, y está deseoso de entablar una relación de fraterna familiaridad con nosotros , aun cuando nosotros seguimos empeñados en que nos tome como uno de sus jornaleros.